Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico. (Rayuela)

martes, 13 de octubre de 2009

A falta de pan, buenas son galletas.



Dos historias paralelas en un mismo lugar, un instituto.
Quizás la historia se repita, no deja de ser amor, o capricho, o sexo a larga distancia, o cerca distancia, según se mire. Ella se llamaba Mónica y adoraba enamorarse, o encapricharse de la gente de su entorno, sobre todo de los ''mayores''. Digamos que no le interesaba nadie que bajara de los 20 años y subiera de los 35. Es un margen grande y peligroso, pero también es verdad que hay que tener más miedo de los adolescentes que de los adultos. O eso le gustaba pensar.
Y su mente era sexo, y sexo continuamente. ¿Su mayor aspiración? Actriz porno. ¿Su mayor reto? Tirarse al profe de Historia. Y la verdad es que no era demasiado difícil, Mónica contaba con un buen par de tetas y una percepción extrasensorial con los hombres increíble. Así que se dedicó a observar a este profesor, llamado Enrique, todos los días lectivos sin excepción. Los lunes entra a las 8:30, los martes a las 9:20 y así, hasta que se dio cuenta de que este hombre daba clase un piso más abajo cuando ella tenía clase enfrente, y urdió un plan. La cosa era pedir ir al baño en su clase y salir con la mochila (en las mujeres es frecuente salir con la mochila al baño, por verguenza no sacamos los tampones de esta y nos tenemos que llevar todo, así que no es raro), darse una vuelta por los alrededores por si acaso había alguien, y llamar a la puerta de la clase en la que se encontraba Enrique haciéndose la perdida. En eso, le diría a Enrique que la acompañara a jefatura que no sabía donde estaba y se lanzaría.
Así que eso hizo, cogió la mochila, se pego una vuelta, fue a clase de Enrique y todo marchó bien hasta que Enrique en vez de ir el a jefatura, mandó a otro alumno para no parar la clase. Así que Mónica se lanzó y en vez de terminar en el baño con Enrique terminó con un tal Gustavo que hacía pesas y era algo corto. Y también la tenía corta.
A falta de pan, buenas son galletas.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

¿Y de qué hablan tus paredes?

No pasa una semana y no pasa un día sin que me pregunto a que olerás, a que sabrás, de qué hablaran tus paredes.
Sintiendo la lluvia que no deja de caer, camino del trabajo te veo salir del parkin con el casco en la mano y esa sonrisa trinfual que me molesta tanto en los demás y en ti me encanta.
No eres guapo, de hecho no tienes un cuerpo increíble ni una mirada que mate, pero eres en concreto lo que he buscado en tanto tiempo que me asusta que un día no pases más por esta calle que une nuestas oficinas, que une una eterna carretera que conduce a mi casa, que quizás conduzca a la tuya..

Cómo iba yo a imaginar que un día de domingo, después de ver una película y ordenar las fotos que siempre me veo con ganas de colocar y nunca ordeno, tú llamarías a mi puerta. Creo que la sorpresa fue mutua por la carcajada que soltamos a la vez, no lo sé, nunca tuve mucha experiencia con las personas, por miedo quizás, por desconfianza tal vez..
Sólo querías presentarte, eres nuevo en la ciudad y en el trabajo, odias el café del Starbucks y el calor que hace en verano aquí en Madrid, te gusta la tarta de fresa y las fotos a contraluz, los mensajes cifrados, las películas del oeste, Sabina, Cortázar y el sonido de la cuchara con su clin clin cuando remueves el colacao, odias la televisión, los chulos de barrio, los coches de lujo, la contaminación..

-Asi sin el mono puesto pareces más amigable, a veces cuando salias del parkin parecía que ibas a matar a alguien.
-se rie- A mi jefe a lo mejor, con esto de ser nuevo me está matando, aunque realmente debo de dar gracias porque con la de reducciones de platilla que están haciendo, el haber conseguido un trabajo es una suerte.
-¡Ya te digo! A mi me costó que me ascendieran en donde trabajo 5 años y hacerle la pelota a todo el personal, ahora gano 150 euros más, pero algo es algo... ¿Quieres una copa?
-Venga, una al año no hace daño, o eso dicen, la verdad es que no bebo mucho alcohol... ¿tienes whisky?
-Sí, creo, voy a mirarlo, te dejo solo...

Le oí trastear entre mis fotos, nunca he sido demasiado fotogénica pero qué más da.
Al volver al salón me lo encontré en calzoncillos mirándome.

martes, 25 de agosto de 2009

Desde la Conchinchina hasta el Magreb



Supongo que todos tuvimos suerte cuando el avión con destino a Florida decidió llevarnos a Florida -el avión no lo decidió, sino el copiloto de dicho trasto, y acabamos en Buenos Aires-
A todos nos daba igual ir hacia ninguna parte, entendíamos todos los idiomas conocidos, y los no conocidos también puesto que nuestro poliglotismo tenia limites insospechados. Y cuando bebíamos era aún mucho más grande.
Una vez llegamos a Buenos Aires, en Florida -en Argentina-, decidimos parar a repostar –beber-, en algún sitio cercano. Nos atendió una muchacha de ojos dorados y tristes con un culo que no le cabía en el pantalón y John le soltó un par de burradas dignas de albañil avanzado.
La chica trajo nuestro mate y nuestra sopa y yo en medio de tal momento que ninguno esperaba, les conté la historia de Carola. Todo el local parecía escucharme así que me senté de piernas cruzadas sobre nuestra mesa y continué.
Daban las 05:00 en todos los relojes, y era verano. Para nosotros eran las 22:00 del hemisferio norte y era invierno. Salimos del local con gorro y abrigo puesto, atuendos que poco después vendimos porque no teníamos plata ni para un taxi.
Llegamos al centro de la ciudad y alquilamos dos habitaciones, una para mi y para John, y otra para Candela y el condenado de Ricardo. Siempre íbamos los 4 juntos aunque ninguno
era pareja de nadie. Si queríamos sexo sólo teníamos que pedírnoslo, por eso teníamos una confianza tan grande. El sexo da confianza, ya lo dije yo algún día en alguna parte.
Salimos a la calle a buscar algún local donde tocar, Ricardo a la guitarra y yo al micro. No teníamos un estilo definido, pero realmente nos molaba tocar a Silvio y demás, y ganábamos algo de pasta mientras Candela fregaba en un bar y John... John era un buen tipo.



Foto:un día turisteando. Ricar tocando la guitarra y a su lado Candela mirando con cara de boba. Yo hacía la foto y John estaba en casa aún.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Un día en mi mundo.


Las peleas en casa me aburren, no tanto como la tele pero lo hacen. Supongo que algún día cuando sea adulta y tenga cosas en la cabeza importantes de las que ocuparme entenderé por qué se gritan mis padres. Y también supongo que algo se me pegará de sus broncas, y me brotará la mala hostia de vez en cuando. No me asusta pero me parece un poco molesto.
Así que en medio de la bronca del señor José Manuel y la señora Carmen salté por la ventana, vivo en un primer piso así que no me costó demasiado.
Aprovechando una especie de tubería que hay me deslicé, pero se me enganchó un pin entre tubería y pared así que tuve que colocarme mejor y saltar. Casi me tuerzo un pié. Una vez en el suelo, una parte de piedras y césped me recibe y pego un saltito más. Estoy alegre.
Decido bajar andando la calle y acercarme a un campito de tierra donde la gente suele pasear. Son las diez de la noche así que no me da miedo que me intenten violar y raptar porque es la hora punta de sacar al perro.
Por el camino me encuentro con una piedra que tiene forma de cabeza de elefante, un niño que parece un emo, otro que se da un aire con Porta y una señora francesa que va de elegante, pero que de elegante no tiene ni un pijo, con un par de perros de la raza del mío.
Le pregunto cómo se llaman sus perros, se hace el silencio.
Le pregunto si entiende mi idioma, se hace el silencio.
Miro a la señora en cuestión a los ojos y tuerzo la cabeza como un perrillo cuando no entiende que haces.
La señora me mira impasible.
Le pregunto algo en francés, canto una canción de la Bruni y pego un salto.
La señora se ríe.
Decido despedirme ‘’a la francesa’’ y ya de paso pasarme por el OpenCor y pillarme algo de beber, coca cola, redbull, lo que sea.
Me doy cuenta de que no tengo un duro cuando estoy en la caja, le hago ojitos al cajero y le pregunto como se llama aunque lo acabo de leer en su pecho.
‘’Antonio García Baquero’’. Evito hacerle la coña del queso y le sigo mirando.
Parece que mi mirada ha hecho efecto, pasa el redbull por el lector de códigos de barras, me sonríe, me da el redbull y me pregunta que si le espero afuera.
Le digo que tengo que cuidar de mi hijo, de la abuela de mi novio y hacer huevos fritos y me deja en paz.
Salgo del OpenCor con la mirada perdida canturreando el machomen, me tropiezo con un bolardo y mi sandalia sale disparada. Le pasa un coche por encima. Voy a por mi sandalia y está bien, algo más negra pero sirve.
Me voy al campito, me siento en un pedrusco y miro a mi alrededor. La señora francesa sigue sacando a los perros y me empiezo a reír. En esto me doy cuenta de que me arde el pantalón y resulta que el capullo del cigarro me estaba prendiendo parte del vaquero. Sofoco el fuego escupiéndome encima y me levanto a pasear el culo. El campito se está quedando sin gente y me voy a pasear por la frontera hacia Majadahonda. Mi mente se ha ido a su parra y acabo de llegar a una rotonda que reconozco porque hay un sitio que se llama Coquerel. Me río y vuelvo a casa.

martes, 18 de agosto de 2009


Acabo de llegar a casa y son las 2, ya estás dormido y el aire que entorna la ventana te susurra y te mece, te sume en tus sueños. Tranquila me siento a los pies de la cama y me quito los zapatos.
Hoy he llegado más tarde de la editorial, mañana la tirada será más grande que otras veces y ultimando cosas con la Edicción Global, esa dirigida a América Latina que a veces nos da
tantos problemas, se me ha ido la hora.
Siento no haberte despertado, pero mañana te levantarás pronto porque te vas de viaje a Bagdad con otros tantos fotógrafos, para vivir en tu piel el miedo que se respira allí.. No sé como puedes dormir tan placidamente, ojalá yo tuviera tan poco miedo como tú..
Me he levantado a la cocina y bebiendo agua mi silueta se ha reflejado en el espejo aquel que compramos en una tienda de antiguedades años atrás. Primavera del 2012. ¿Te acuerdas?
El maldito espejo era muy dificil de llevar en tu vespa y casi se nos cae en una de las curvas que nos llevan a tu casa... Recuerdo aquellos días como si fuese ayer. A veces me parece increíble
como siendo tan diferentes logramos encajar. Yo intentando cambiar el mundo por todos los modos posibles, y tú tan feliz con la sociedad.. siempre viviste en la superficie y menos mal,
si hubiera estado con otro revolucionario habríamos acabado locos perdidos los dos. Yo un desastre en clase y tu que no te permitías sacar menos de un siete. Contigo soy feliz, lo sabes, ¿no? Hace tiempo me pregunto como puedo estar tan arriba, contigo y a tu lado. Tuvimos suerte,
supongo, y aprendimos a vivir en el centro de Madrid, terminando aprendiendonos, tú todas las calles y yo progresando en eso de descifrar miradas y encontrar CDs buenos en la Fnac.
Ha pasado tiempo desde entonces, pero no el suficiente, aún tenemos que recorrer tantas cosas de la mano que no quiero que te vayas a Bagdad. Corres peligro y perderte sería lo peor que podría pasarme. Ten cuidado, mira por donde pisas y anda siempre con alguien que conozca el terreno, procura cubrirte siempre por derecha o izquierda y no te olvides del teleobjetivo.
Te dejo esta nota encima de la tapa del water porque sé que lo 2º que vas a hacer es entrar en el baño, lo 1º ya lo habrás hecho.
Te quiero.

sábado, 15 de agosto de 2009

Y me alegro




Y me enfado a la vez

Sentado en esta silla, en la que contados culos se han sentado, pero que ha visto más pantalla y mas desastre que cualquier otra que tenga, observo las bragas que la madre de mi querido vecino de en frente ha colgado entre barra y barra del balcón, al sol. Azules, grisas, blancas y negras. Y unos calcetines de esos blancos con dos lineas en la parte superior, de dos colores que no pegan nunca. Qué habrá sido de aquellos calcetines lisos y normales...
Decido levantarme y ducharme, salir de casa y adentrarme por los bares de Malasaña. En mi cabeza su recuerdo no me deja pensar en otra cosa que no sean sus tetas. Era guapa también, y elegante. Algo falta de inteligencia y rapidez, pero sabía hacer las cosas, a su manera, pero sabía.
Y cómo pudo mandarme a la mierda a mi, que dificiles son las mujeres a veces, ya lo decía mi padre..
Llego a Madrid, luces, gente en la calle, alboroto, a veces me soprendo mirando a los rascacielos como un niño, y es que vivir en las afueras te vuelve susceptible a toda clase de intranquilidad. Bendita monotonía madrileña.
Me presento en el bar, pero entro y salgo a la misma velocidad, hay que ver que de elegancia y yo con mi camiseta del Ché y mis pantalones vaqueros heredados de mi tio.
Ando unos 100 metros y encuentro uno algo mas solitario donde pido una cerveza y dudo entre si llamar o no a algún amigo, pero imaginando qu es miércoles, que la gran mayoría tienen hijos y que hace meses que se rompieron los lazos que nos unian, me guardo el movil donde estaba y contemplo el ambiente de donde estoy. Vuelve ella a mi cabeza, y me pido otra cerveza. Voy por la cuarta y empieza a irseme la olla. El barman, corpulento, calvo y con barba me mira como si fuese la séptima maravilla del mundo (y la verdad es que mirando a la gente que hay en la barra, algo de eso si que soy). Le miro y desvía la mirada. ¿Se habrá enamorado de mi? Me empiezo a reir yo solo y todos me miran. Que estrés. Pago y salgo del bar, cuatro niñas muy monas me miran desde la acera opuesta, una de ellas se parece mucho a mi ex... qué coño! es ella!

viernes, 7 de agosto de 2009


Mirales correr detrás de esa falda, de esa sonrisa, bajo el pardo cielo después de un día de bochorno. Asfixiadas ellas deshojan margaritas sin ninguna esperanza,sin ningún por qué, pero con una incertidumbre enorme por el resultado de aquellas diminutas hojas blancas. Estoy sentada en el borde del paseo, observando a la gente fluir, respirar, expulsando aire entre comisura y comisura de sus bocas, intercambiando palabras con personas y con los demás. Figuran en el espectáculo que estoy viendo, de gestos, de caras, de niños y padres paseando. Unos corren, otros esprintan .Algún chaval me mira, sonrío y se asusta. Yo tarareo alguna cosa y me tumbo en la piedra donde estoy sentada. A mi derecha el mar, a la izquierda mi teatro personal, en el que las personas figuran como personajes. Me recuesto, en estado de ingravidez, tengo la tensión un poco alta y al levantarme me mareo. He ahí mi personaje principal, un chico alto, moreno y con el pelo rizado espera a alguien en un banco. Intercambiamos un par de miradas fugaces y entonces sonríe. Ahora el cielo es azul y el mar suena cada vez más flojito, todo se ha parado menos mis pensamientos. Él, ya no me mira, se entretiene comiéndose el cordón de su sudadera y observando, como yo, la escena de siempre.

Entonces se marcha y me pregunto por qué no le dije nada.
Y me llaman para tomar algo y me voy, esperando volver a verle.

sábado, 1 de agosto de 2009

Bendita vida



Todos pasamos por ella, hasta los que parecen tener el poder de todo. Cuando el unico poder que tienen es el de el dinero. Capitalismos contemporaneos, una suerte para el que vive arriba.
A los que vivimos en el intermedio, la suerte y la desgracia nos vienen de la mano y de
repente. Lo mismo logras escaparte de vacaciones hacia Valencia y en un café te roban hasta lo que no tienes. O pisas una mierda, porque al muchacho que es dueño del perro le daba asco recogerla delante de su novia, una rubia con pinta de putilla que se hace fotos desde angulos con perspectiva isometrica y luego te pregunta si es sexy o no y a ti te da igual y lo único que quieres es que te devuelvan el dinero que te robaron en Valencia.
Y mira tu por donde, tu novia vuelve contigo pero a la vez te llenas de necesidades, porque no tienes un duro con la tonteria de las vacaciones pero tienes que invitarla a cenar para poder follartela en condiciones.
Entonces te vas a comprar el abono transporte y ha subido 5€, con el agobio de todo el desastre que se ha formado en apenas dos semanas vuelves a fumar y te gastas de media unos 100€ más al mes. Resulta que la cenita no sirvió de nada porque
tu novia tiene la regla. Entonces te preguntas que haces en el mundo y por qué todo es tan dificil mientras un señor que se llama Jose, expresidente y forrado, dice por la televisión que tomarse una copita de vino no es malo y que la DGT claro que no va a conducir por él. Te bajas al bar, te tomas una cerveza y observas a todos los que están pasando por circunstancias similares a las tuyas, eso te reconforta porque al fin y al cabo
no estás tan solo como piensas. Alquilas una peli, subes a casa y llamas a tu novia. Y lo demás te lo imaginas.

miércoles, 22 de julio de 2009

Encontronazos de vida.



Las mejores cosas pasan sin querer, sin avisar, de repente. Se cuela la suerte en tu vida a través de los puntos de luz de una persiana, o quizás,
observando la ciudad.
Mi historia está basada en un encuentro fortuito a la entrada de un cine. Yo acababa de dejarlo con mi novio de toda la vida, de los 13 a los 17 años con una persona que a veces quería, a veces odiaba, o simplemente dejaba estar conmigo. Quizás, y aunque
me cueste admitirlo, no pude resistirme a otro.. pero en fin, ese es otro tema.
Mi amiga Maribel y yo nos encontrábamos en la fila del cine para comprar palomitas y demás basura con grasa de esa que tanto me gusta. Oí la voz de alguien detrás
de mi, un acento que no supe identificar, pero un tono increíblemente persuasivo, inteligente..
-Hola!- A mi amiga se le llenaron los ojos de felicidad, y se dispuso a saludar a la voz que tenía tras mi espalda. En un golpe de inteligencia, me giré, a veces me pregunto por qué no me dí la vuelta antes para verle.
Y allí estaba él, aspecto sudamericano, delgado, mirada atroz, pelo pincho..
Y no, no era guapo, era más bien normal, pero me gustó. Mi amiga nos presentó y allí se quedó la cosa. Compramos chuches, y nos metimos a ver la película.
Durante toda la maldita peli estuve pensando en él, quién sabe por qué, pero me había llamado la atención de verdad, detrás de esa mirada sabía que encontraría una mina de oro, una fuente de.. energía, experiencias, y ¿amor?. No lo sé. Cuando terminó la peli, estuve preguntándole a mi amiga Maribel por éste ser tan extraño que se había colado en mi mente en apenas 2 minutos. Me comentó que era un gran periodista, uno de esos con premios que hacen reportajes y viajan a mas de 30 países diferentes para hablar de las cosas interesantes que pasan más allá de nuestra frontera. Yo soy una especie de soñadora encerrada en su mundo, en mi al rededor todo me influye, y cuando digo todo, digo
todo, desde el llanto de un niño hasta una hormiguita llevando comida a su agujero. Últimamente me estoy convirtiendo en la reina de las cosas pequeñas.
El caso es que me interesé tanto por éste chico que estuve siguiéndole por sus publicaciones en El Mundo (diario enemigo de mi padre, por cierto, ya que él también es periodista). Me parecía increíble lo que hacía, su vida, como se tomaba
las cosas, su forma de ver la vida, sus inquietudes..

Un día, después de irme por ahí a hablar de nada, llegué a casa y encendí el ordenador para ver si tenía algún e-mail interesante, algo que de verdad
mereciese la pena leer. Entre ofertas de viagra, correos de HispaVista y demás publicidad engañosa, lo encontré a él. Me había escrito simplemente ésta frase:
''Sería posible conocerte más por dentro?''
En seguida reconocí la canción que se encerraba entre tanta palabra, Love of lesbian, Club de fans de Jhon Boy.O sea que, además de querer verme, le molaba el indie nacional. Le respondí un:
''Nos vemos en la calle de al lado del Banco Santander, justo
al lado de mi casa, sé que sabes dónde vivo. Te espero mañana a las 18:00''

Y resulto ser un domingo astromántico..

lunes, 20 de julio de 2009

Mira..


Vivo en un pisito, el 1º B de uno de los muchos bloques de edificios que pueblan mi barrio.
Mi casa es pequeña pero acogedora, y me gusta poner música con poco volumen y mirar por la ventana. La verdad es que siempre me ha gustado mirar por la ventana. A veces se encuentran verdaderos mundos a pocos metros de ti, sin hacer falta que viajes. Sólo mirando por la ventana.
Llevo días pensando en mi, en mi futuro para dentro de 2 años. Curro en unas oficinas y trabajo a destajo porque han despedido a la gran mayoría del personal. Me han encargado la venta de nuestros productos a toda España, por lo que viajo muchísimo. Y encima en coche, que me da un miedo increíble. Un día me pasará algo.
A la vuelta de uno de mis viajes, volví a poner mi música en bajito, como siempre, y me dispuse a escuchar el silencio de la noche mezclado con un poco de Jazz.
En frente de mi bloque hay otro parecido, probablemente diseñado y construido por el mismo arquitecto. Los mismos ladrillos, esquinazos y ventanas. Salvo que mi tejado no es de pizarra, sino de teja normal.
Una chica salía de su portal, embutida en un abrigo de 3 cuartos de color negro y el pelo suelto y rizado. Detrás de ella un perro muy pequeño y algo torpe que corría hacia un trozo con césped.
Se apoyó en un coche y miro a su izquierda y a su derecha, se puso un cigarro en la boca y lo prendió. Empezó a pasearse de un lado a otro pensando en sus cosas supongo. Vi a su perro correr hacia el portal, y ella le siguió riéndose. Una risa pura y limpia, contagiosa. Sencilla y directamente perfecta. Cerró la puerta de una patada y pude verla a través de una de las ventanas de su escalera subir corriendo los pocos peldaños que la conducían a su piso.
A medida que avanzaba se iban apagando y encendiendo luces. Hasta que llegó a lo que es su habitación. Se acercó a su ventana y pude verle por fin la cara. Una chica guapa, pensé. Y seguí observando la escena. Volvió a encenderse un cigarro, y apagó la luz que la iluminaba. Pude ver su silueta contoneandose mientras se desnudaba. Finalmente se sentó frente a la pantalla y estuvo así hasta las 3 de la mañana. Y yo seguía mirándola. No me aburría.
Ahora, 3 meses después, creo conocer casi todo de ella. Y me muero de ganas de poder tenerla a menos de los quizás 50 metros que separan mi ventana de la suya. A veces me pregunto si ella como yo, tiene inquietudes en la vida. Si le gustará el color rojo o si habrá viajado alguna vez en avión. Ella a lo mejor también cuenta estrellas y se apunta el número con un bolígrafo en la palma de la mano. O quizás le pida deseos a la Luna. Proyecta tanta vida que me ciega, no he escuchado su voz, no sé como se llama. Pero esos son factores irrelevantes.

Me gusta espiarte desde aquí porque imagino como eres y como piensas. Como hablas. Como intentas expresarte. Como te levantas cada mañana y como atardeces después de trabajar. Como mimas las palabras y como descuidas tus deberes.

Quizás no deba conocerte nunca, porque perdería la magia. O quizás esa magia fuese cada vez a más. Y terminaras cerrando mi círculo. Nuestro círculo.

miércoles, 15 de julio de 2009

Hemos vuelto Charles.


mi casa huele a cerveza, a los lados de mi mesa se acumulan los paquetes de tabaco y las tazas vacías de café de la última semana hasta hoy. llaman a mi puerta, incansables, escritores de pacotilla y viejos marines que luego decidieron escribirle poemas a las chicas de sus puertos. maleantes. aunque bueno, ojalá yo hubiese tenido una vida como la suya. mirrando correr el agua a los lados de mi barco, y sin saber si habrá tierra firme en 100km a la redonda. ese tipo de incertidumbre es la que echo de menos. la de escribir, la de la inspiración, últimamente ni me va ni me viene. creo que llevo puesta la misma ropa desde hace dos semanas. me he levantado y me he mirado al espejo. que rápido nos hacemos viejos. ya no me llama mi ex-marido. qué tal estará Katy ahora que ha dejado el trabajo?. se me hace impensable saber que al menos no volveré a verles pasados dos años. uno porque no quiere y la otra porque está de viaje. uno de esos años saváticos que mi querida Katy ha decidido convertir en 2 años. si yo tuviera dinero para al menos salir de éste antro durante un fin de semana lo haría. aunque volvería a beber alcohol seguro.
una pena que haya dejado de escribir a máquina, pero, que pesado se me hacía transportarme con ella, y que divertido era escribir 4 o 5 veces la misma frase porque estaba ebria y me equivocaba. que bonitas aquellas tardes en París, la vieja rue de Seine, trajes, chaquetas, helados rosas.. yo no había cumplido los 20 y él ya sobrepasaba los 30. qué bonito era todo y cuán felices eramos cuando encontrabamos un bar que cerrase más tarde de las 2.

lunes, 13 de julio de 2009

De trenes.


''Para qué necesitamos soñar. Mantener viva esa llama de esperanza que tanto suele apagarse. Escuchar cada día las mismas desgracias, sucesos, hechos que hacen que te canses de ser hombre. Para qué mirar por la ventana, si siempre veremos lo mismo. Para qué esperar las cosas. Si vivimos en un pequeño lapso de tiempo para qué....''
En eso estaba pensando Alicia cuando oyó subirse a alguien al tren. Bajó la vista y siguió mirando a sus zapatos. Demasiadas promesas escondidas en sus recovecos.. ellos habían asistido a todas partes. Y éste día también estarían allí.
Entonces se miraron, en medio de aquel vagón, unos ojos tristes se clavaron en ella. El pelo recojido en una pequeña coleta, la ropa vieja y gastada. Una guitarra al hombro. Ella lo sabía. Era él. No podía ser otro.
Alicia hacía meses que soñaba con un hombre, vivía con él aventuras fantásticas.
Quizás por timidez, volvió a mirarse las zapatillas.
Él se sentó a su lado y habló:

-Vaya, pareces triste, déjame tocarte una de mis canciones favoritas. Por favor.

Alicia simplemente asintió con la cabeza, su respiración iba cada vez más fuerte.. Y su corazón, para qué hablar de su corazón. Siempre había sido el más resentido del barrio. Entre penas y alegrías. No podía más.
Sonó el Ojalá. El sonido de la guitarra era limpio, quizás algo desafinado, pero lo cierto era que él se había enamorado perdidamente ella.
Alicia movia sus zapatos al son de la música, sin saberlo, ella también se estaba enamorando.
La música paró y se miraron a los ojos.
Alicia siempre había oído que el amor había que buscarlo para encontrarlo, pero aquella vez, aquella vez había caido del cielo. Y tanto.

Él se levantó de un salto y tiró a Alicia de la mano para que se levantara ella también, se acercó a su boca. Y respiró. Alicia se acercó un poco más y suspiró.
Estuvieron así hasta que Alicia se despertó entre las dunas de su cama, arropada por el velo de tristeza que le dejaba aquel sueño. Todo ha sido un sueño.. pensó.
Miró la hora. Las 4:00. Se dio la vuelta intentando buscar una postura y lo vió.
Muchacho de ojos tristes.

Pequeña introducción.

Con la tenue luz que me suele iluminar en noches como ésta, y música de guitarra, empezaré a escribir aquí las historias, o mas bien, microhistorias, que se me van ocurriendo. En esos bucles mentales en los que me suelo mover camino hacia alguna parte cerca de aquí. Como Madrid.

El título de éste blog, es porque las historias no son más que pedacitos de vida en un lugar y tiempo determinados.
La suerte de las historias es que te las puedes inventar, y cambiar su final tantas veces como quieras. Por desgracia la vida no es así.

Por eso, y quizás haciendo un poco de caso a mi otro blog titulado Utopía, intentaré que todos y cada uno de estos textos acaben bien, porque a veces también hace falta leer o escuchar cosas bonitas. No como el telediario.