Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico. (Rayuela)

martes, 25 de agosto de 2009

Desde la Conchinchina hasta el Magreb



Supongo que todos tuvimos suerte cuando el avión con destino a Florida decidió llevarnos a Florida -el avión no lo decidió, sino el copiloto de dicho trasto, y acabamos en Buenos Aires-
A todos nos daba igual ir hacia ninguna parte, entendíamos todos los idiomas conocidos, y los no conocidos también puesto que nuestro poliglotismo tenia limites insospechados. Y cuando bebíamos era aún mucho más grande.
Una vez llegamos a Buenos Aires, en Florida -en Argentina-, decidimos parar a repostar –beber-, en algún sitio cercano. Nos atendió una muchacha de ojos dorados y tristes con un culo que no le cabía en el pantalón y John le soltó un par de burradas dignas de albañil avanzado.
La chica trajo nuestro mate y nuestra sopa y yo en medio de tal momento que ninguno esperaba, les conté la historia de Carola. Todo el local parecía escucharme así que me senté de piernas cruzadas sobre nuestra mesa y continué.
Daban las 05:00 en todos los relojes, y era verano. Para nosotros eran las 22:00 del hemisferio norte y era invierno. Salimos del local con gorro y abrigo puesto, atuendos que poco después vendimos porque no teníamos plata ni para un taxi.
Llegamos al centro de la ciudad y alquilamos dos habitaciones, una para mi y para John, y otra para Candela y el condenado de Ricardo. Siempre íbamos los 4 juntos aunque ninguno
era pareja de nadie. Si queríamos sexo sólo teníamos que pedírnoslo, por eso teníamos una confianza tan grande. El sexo da confianza, ya lo dije yo algún día en alguna parte.
Salimos a la calle a buscar algún local donde tocar, Ricardo a la guitarra y yo al micro. No teníamos un estilo definido, pero realmente nos molaba tocar a Silvio y demás, y ganábamos algo de pasta mientras Candela fregaba en un bar y John... John era un buen tipo.



Foto:un día turisteando. Ricar tocando la guitarra y a su lado Candela mirando con cara de boba. Yo hacía la foto y John estaba en casa aún.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Un día en mi mundo.


Las peleas en casa me aburren, no tanto como la tele pero lo hacen. Supongo que algún día cuando sea adulta y tenga cosas en la cabeza importantes de las que ocuparme entenderé por qué se gritan mis padres. Y también supongo que algo se me pegará de sus broncas, y me brotará la mala hostia de vez en cuando. No me asusta pero me parece un poco molesto.
Así que en medio de la bronca del señor José Manuel y la señora Carmen salté por la ventana, vivo en un primer piso así que no me costó demasiado.
Aprovechando una especie de tubería que hay me deslicé, pero se me enganchó un pin entre tubería y pared así que tuve que colocarme mejor y saltar. Casi me tuerzo un pié. Una vez en el suelo, una parte de piedras y césped me recibe y pego un saltito más. Estoy alegre.
Decido bajar andando la calle y acercarme a un campito de tierra donde la gente suele pasear. Son las diez de la noche así que no me da miedo que me intenten violar y raptar porque es la hora punta de sacar al perro.
Por el camino me encuentro con una piedra que tiene forma de cabeza de elefante, un niño que parece un emo, otro que se da un aire con Porta y una señora francesa que va de elegante, pero que de elegante no tiene ni un pijo, con un par de perros de la raza del mío.
Le pregunto cómo se llaman sus perros, se hace el silencio.
Le pregunto si entiende mi idioma, se hace el silencio.
Miro a la señora en cuestión a los ojos y tuerzo la cabeza como un perrillo cuando no entiende que haces.
La señora me mira impasible.
Le pregunto algo en francés, canto una canción de la Bruni y pego un salto.
La señora se ríe.
Decido despedirme ‘’a la francesa’’ y ya de paso pasarme por el OpenCor y pillarme algo de beber, coca cola, redbull, lo que sea.
Me doy cuenta de que no tengo un duro cuando estoy en la caja, le hago ojitos al cajero y le pregunto como se llama aunque lo acabo de leer en su pecho.
‘’Antonio García Baquero’’. Evito hacerle la coña del queso y le sigo mirando.
Parece que mi mirada ha hecho efecto, pasa el redbull por el lector de códigos de barras, me sonríe, me da el redbull y me pregunta que si le espero afuera.
Le digo que tengo que cuidar de mi hijo, de la abuela de mi novio y hacer huevos fritos y me deja en paz.
Salgo del OpenCor con la mirada perdida canturreando el machomen, me tropiezo con un bolardo y mi sandalia sale disparada. Le pasa un coche por encima. Voy a por mi sandalia y está bien, algo más negra pero sirve.
Me voy al campito, me siento en un pedrusco y miro a mi alrededor. La señora francesa sigue sacando a los perros y me empiezo a reír. En esto me doy cuenta de que me arde el pantalón y resulta que el capullo del cigarro me estaba prendiendo parte del vaquero. Sofoco el fuego escupiéndome encima y me levanto a pasear el culo. El campito se está quedando sin gente y me voy a pasear por la frontera hacia Majadahonda. Mi mente se ha ido a su parra y acabo de llegar a una rotonda que reconozco porque hay un sitio que se llama Coquerel. Me río y vuelvo a casa.

martes, 18 de agosto de 2009


Acabo de llegar a casa y son las 2, ya estás dormido y el aire que entorna la ventana te susurra y te mece, te sume en tus sueños. Tranquila me siento a los pies de la cama y me quito los zapatos.
Hoy he llegado más tarde de la editorial, mañana la tirada será más grande que otras veces y ultimando cosas con la Edicción Global, esa dirigida a América Latina que a veces nos da
tantos problemas, se me ha ido la hora.
Siento no haberte despertado, pero mañana te levantarás pronto porque te vas de viaje a Bagdad con otros tantos fotógrafos, para vivir en tu piel el miedo que se respira allí.. No sé como puedes dormir tan placidamente, ojalá yo tuviera tan poco miedo como tú..
Me he levantado a la cocina y bebiendo agua mi silueta se ha reflejado en el espejo aquel que compramos en una tienda de antiguedades años atrás. Primavera del 2012. ¿Te acuerdas?
El maldito espejo era muy dificil de llevar en tu vespa y casi se nos cae en una de las curvas que nos llevan a tu casa... Recuerdo aquellos días como si fuese ayer. A veces me parece increíble
como siendo tan diferentes logramos encajar. Yo intentando cambiar el mundo por todos los modos posibles, y tú tan feliz con la sociedad.. siempre viviste en la superficie y menos mal,
si hubiera estado con otro revolucionario habríamos acabado locos perdidos los dos. Yo un desastre en clase y tu que no te permitías sacar menos de un siete. Contigo soy feliz, lo sabes, ¿no? Hace tiempo me pregunto como puedo estar tan arriba, contigo y a tu lado. Tuvimos suerte,
supongo, y aprendimos a vivir en el centro de Madrid, terminando aprendiendonos, tú todas las calles y yo progresando en eso de descifrar miradas y encontrar CDs buenos en la Fnac.
Ha pasado tiempo desde entonces, pero no el suficiente, aún tenemos que recorrer tantas cosas de la mano que no quiero que te vayas a Bagdad. Corres peligro y perderte sería lo peor que podría pasarme. Ten cuidado, mira por donde pisas y anda siempre con alguien que conozca el terreno, procura cubrirte siempre por derecha o izquierda y no te olvides del teleobjetivo.
Te dejo esta nota encima de la tapa del water porque sé que lo 2º que vas a hacer es entrar en el baño, lo 1º ya lo habrás hecho.
Te quiero.

sábado, 15 de agosto de 2009

Y me alegro




Y me enfado a la vez

Sentado en esta silla, en la que contados culos se han sentado, pero que ha visto más pantalla y mas desastre que cualquier otra que tenga, observo las bragas que la madre de mi querido vecino de en frente ha colgado entre barra y barra del balcón, al sol. Azules, grisas, blancas y negras. Y unos calcetines de esos blancos con dos lineas en la parte superior, de dos colores que no pegan nunca. Qué habrá sido de aquellos calcetines lisos y normales...
Decido levantarme y ducharme, salir de casa y adentrarme por los bares de Malasaña. En mi cabeza su recuerdo no me deja pensar en otra cosa que no sean sus tetas. Era guapa también, y elegante. Algo falta de inteligencia y rapidez, pero sabía hacer las cosas, a su manera, pero sabía.
Y cómo pudo mandarme a la mierda a mi, que dificiles son las mujeres a veces, ya lo decía mi padre..
Llego a Madrid, luces, gente en la calle, alboroto, a veces me soprendo mirando a los rascacielos como un niño, y es que vivir en las afueras te vuelve susceptible a toda clase de intranquilidad. Bendita monotonía madrileña.
Me presento en el bar, pero entro y salgo a la misma velocidad, hay que ver que de elegancia y yo con mi camiseta del Ché y mis pantalones vaqueros heredados de mi tio.
Ando unos 100 metros y encuentro uno algo mas solitario donde pido una cerveza y dudo entre si llamar o no a algún amigo, pero imaginando qu es miércoles, que la gran mayoría tienen hijos y que hace meses que se rompieron los lazos que nos unian, me guardo el movil donde estaba y contemplo el ambiente de donde estoy. Vuelve ella a mi cabeza, y me pido otra cerveza. Voy por la cuarta y empieza a irseme la olla. El barman, corpulento, calvo y con barba me mira como si fuese la séptima maravilla del mundo (y la verdad es que mirando a la gente que hay en la barra, algo de eso si que soy). Le miro y desvía la mirada. ¿Se habrá enamorado de mi? Me empiezo a reir yo solo y todos me miran. Que estrés. Pago y salgo del bar, cuatro niñas muy monas me miran desde la acera opuesta, una de ellas se parece mucho a mi ex... qué coño! es ella!

viernes, 7 de agosto de 2009


Mirales correr detrás de esa falda, de esa sonrisa, bajo el pardo cielo después de un día de bochorno. Asfixiadas ellas deshojan margaritas sin ninguna esperanza,sin ningún por qué, pero con una incertidumbre enorme por el resultado de aquellas diminutas hojas blancas. Estoy sentada en el borde del paseo, observando a la gente fluir, respirar, expulsando aire entre comisura y comisura de sus bocas, intercambiando palabras con personas y con los demás. Figuran en el espectáculo que estoy viendo, de gestos, de caras, de niños y padres paseando. Unos corren, otros esprintan .Algún chaval me mira, sonrío y se asusta. Yo tarareo alguna cosa y me tumbo en la piedra donde estoy sentada. A mi derecha el mar, a la izquierda mi teatro personal, en el que las personas figuran como personajes. Me recuesto, en estado de ingravidez, tengo la tensión un poco alta y al levantarme me mareo. He ahí mi personaje principal, un chico alto, moreno y con el pelo rizado espera a alguien en un banco. Intercambiamos un par de miradas fugaces y entonces sonríe. Ahora el cielo es azul y el mar suena cada vez más flojito, todo se ha parado menos mis pensamientos. Él, ya no me mira, se entretiene comiéndose el cordón de su sudadera y observando, como yo, la escena de siempre.

Entonces se marcha y me pregunto por qué no le dije nada.
Y me llaman para tomar algo y me voy, esperando volver a verle.

sábado, 1 de agosto de 2009

Bendita vida



Todos pasamos por ella, hasta los que parecen tener el poder de todo. Cuando el unico poder que tienen es el de el dinero. Capitalismos contemporaneos, una suerte para el que vive arriba.
A los que vivimos en el intermedio, la suerte y la desgracia nos vienen de la mano y de
repente. Lo mismo logras escaparte de vacaciones hacia Valencia y en un café te roban hasta lo que no tienes. O pisas una mierda, porque al muchacho que es dueño del perro le daba asco recogerla delante de su novia, una rubia con pinta de putilla que se hace fotos desde angulos con perspectiva isometrica y luego te pregunta si es sexy o no y a ti te da igual y lo único que quieres es que te devuelvan el dinero que te robaron en Valencia.
Y mira tu por donde, tu novia vuelve contigo pero a la vez te llenas de necesidades, porque no tienes un duro con la tonteria de las vacaciones pero tienes que invitarla a cenar para poder follartela en condiciones.
Entonces te vas a comprar el abono transporte y ha subido 5€, con el agobio de todo el desastre que se ha formado en apenas dos semanas vuelves a fumar y te gastas de media unos 100€ más al mes. Resulta que la cenita no sirvió de nada porque
tu novia tiene la regla. Entonces te preguntas que haces en el mundo y por qué todo es tan dificil mientras un señor que se llama Jose, expresidente y forrado, dice por la televisión que tomarse una copita de vino no es malo y que la DGT claro que no va a conducir por él. Te bajas al bar, te tomas una cerveza y observas a todos los que están pasando por circunstancias similares a las tuyas, eso te reconforta porque al fin y al cabo
no estás tan solo como piensas. Alquilas una peli, subes a casa y llamas a tu novia. Y lo demás te lo imaginas.