Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico. (Rayuela)

miércoles, 30 de septiembre de 2009

¿Y de qué hablan tus paredes?

No pasa una semana y no pasa un día sin que me pregunto a que olerás, a que sabrás, de qué hablaran tus paredes.
Sintiendo la lluvia que no deja de caer, camino del trabajo te veo salir del parkin con el casco en la mano y esa sonrisa trinfual que me molesta tanto en los demás y en ti me encanta.
No eres guapo, de hecho no tienes un cuerpo increíble ni una mirada que mate, pero eres en concreto lo que he buscado en tanto tiempo que me asusta que un día no pases más por esta calle que une nuestas oficinas, que une una eterna carretera que conduce a mi casa, que quizás conduzca a la tuya..

Cómo iba yo a imaginar que un día de domingo, después de ver una película y ordenar las fotos que siempre me veo con ganas de colocar y nunca ordeno, tú llamarías a mi puerta. Creo que la sorpresa fue mutua por la carcajada que soltamos a la vez, no lo sé, nunca tuve mucha experiencia con las personas, por miedo quizás, por desconfianza tal vez..
Sólo querías presentarte, eres nuevo en la ciudad y en el trabajo, odias el café del Starbucks y el calor que hace en verano aquí en Madrid, te gusta la tarta de fresa y las fotos a contraluz, los mensajes cifrados, las películas del oeste, Sabina, Cortázar y el sonido de la cuchara con su clin clin cuando remueves el colacao, odias la televisión, los chulos de barrio, los coches de lujo, la contaminación..

-Asi sin el mono puesto pareces más amigable, a veces cuando salias del parkin parecía que ibas a matar a alguien.
-se rie- A mi jefe a lo mejor, con esto de ser nuevo me está matando, aunque realmente debo de dar gracias porque con la de reducciones de platilla que están haciendo, el haber conseguido un trabajo es una suerte.
-¡Ya te digo! A mi me costó que me ascendieran en donde trabajo 5 años y hacerle la pelota a todo el personal, ahora gano 150 euros más, pero algo es algo... ¿Quieres una copa?
-Venga, una al año no hace daño, o eso dicen, la verdad es que no bebo mucho alcohol... ¿tienes whisky?
-Sí, creo, voy a mirarlo, te dejo solo...

Le oí trastear entre mis fotos, nunca he sido demasiado fotogénica pero qué más da.
Al volver al salón me lo encontré en calzoncillos mirándome.